PRECIO
Todo tiene su precio en este mundo, todo se vende o se compra... y todo se paga o cobra en luminosos billetes. Las papas valen como dos pesos el kilo, la publicidad en mi honrado trabajo como escritor de necrológicas en el diario más leído quinientos al mes, y las notas dirigidas al intendente veinte pesos cada una.
Es el sistema, en él todo puede ser mercadeado, negociado, rapiñado, acomodado, reciclado u olvidado. Es lo que se llama libre comercio, y libertad de cobrar lo que uno quiera por cualquier cosa. Siempre habrá quién pague. Y habrá para siempre. Siguiendo los ejemplos, habrá quién compre papas todos los días ya que es el único alimento que su flaco bolsillo le permite, quién espere el boletín informativo de las mañanas, tarde y noche en su eterno afán de estar al tanto de quién estiró la pata, y quién crea que dejarle notas, pagadas o no al intendente, le va a solucionar sus problemas.
Cuesta bastante moneda pagar los impuestos, los servicios, la comida del gato, la cuenta del hotel alojamiento y las anchoas para la bagna cauda, por eso no se le puede pedir al lozano intendente que no cobre por cada molesto reclamo escrito, peor sería que ponga uno de esos números telefónicos que le cobra, a quién llama o manda mensaje, tres pesos más iva, por cada reclamo, consulta o puteada que haga hacia el palacete ducal y sus caros habitantes.