Para escribir siempre hubo alguna razón, o razones. Históricamente las hubo. De otra manera muchos datos que hoy se conocen de tiempos pasados se habrían perdido. Las personas dibujaron primero, sobre las piedras, en cuevas y seguro que también encima de maderas que no resistieron el paso del tiempo y se perdieron para siempre. Dibujaron cosas que veían, animales y árboles que ya no existen. Dibujaron gente extraña a sus tribus. Dibujaron a invasores que asolaban, visitaban o enfrentaban a sus tribus. Dibujaban dioses que ya nadie recuerda. Dibujaron y publicaron en las cuevas de Altamira, en el Cerro Colorado, en el Monte Sinaí. Primero dibujaron figuras, luego fueron añadiéndole signos a esas formas. Esas formas-signos son las Letras que llegan hasta hoy.
Letras... Letras en todas sus formas, solo letras e inmensamente letras. Letras formando Palabras. Palabras modificadas, corregidas, divididas en idiomas, con sus licencias y sus distintos sentidos. Palabras de disímiles sabores y aromas. Palabras sonrosadas y frescas. Palabras púrpuras y ardientes. Palabras azules de alumno inseguro evaluado y palabras rojas o verdes de profesor seguro y evaluador. Palabras guardadas secretamente en cartas de amor y palabras desafiantes pintadas en las paredes del mundo. Palabras en millones de libros. Palabras en millones de cartas, mensajes de texto y en mails. Palabras escritas, y publicadas. Palabras atravesando corazones como afilados puñales. Palabras diciendo poco y nada. Palabras llenando millones de libros fantásticos y llenando otros millones de nada. Palabras en libros que cuentan historias. Historias de vidas. Como la tuya y la mía. Vidas, Palabras, historias. Palabras en libros que cuentan la historia de tu perro, y de tu silla y de tus risas. Como siempre, como las historias de antes, las de aquellas pinturas en las cuevas. Palabras... letras... vidas... historias distintas, las mismas historias, siempre. Palabras que dicen, y muestran, y quedan para siempre dichas y evidentes. Escritas y publicadas.
Escribir para siempre en unas piedras, escribir y publicar... ¿Qué es lo que impulsa a escribir y publicar? Bueno, lo de siempre también. Solo el querer manifestar lo que uno ve y vive. Y solo el querer que quede impreso lo que se piensa y lo que cree uno de esa visión y de esas vivencias.
Escribir y publicar es dejar, sobre piedras o sobre libros, el testimonio de que uno y sus cosas han existido alguna vez.